domingo, 13 de septiembre de 2009

Gaël: memorias de tus primeros pasos en la escuela maternal

En un 12 de septiembre del 2009, eran las 12h30 de la mañana, cuando sali de tu salón de clases, después de 2 horas de conversa, de risas y de anécdotas con Mme Stocker. Un hermoso encuentro resumen de esta maravillosa e intensa semana marcada por tus primeros pasos en la escuela. Una semana, llena de emociones diversas, mezcladas de las tuyas y de las que revivo de mis recuerdos de aquellas vividas con Jesus. Un buen momento de reflexión, me ha acompañado durante estos últimos días, una necesidad intensa de digerir cada instante para así plasmarte como memoria esta etapa.

El viernes 4 de septiembre, fue tu primer día, después de tantas semanas de preparación, de conversa, de sensibilización, de apurruños, el día tan esperado llego. Llenos de una gran emoción, partimos de la casa. Eran las 8h00 de la mañana si mi memoria no me falla. Tus ojitos seguían con avidez el trayecto tomado, cuantas motos contamos? cuantos carros seguimos ? cuantos semáforos admiramos ? “ Allez papa, allez ” decías a cada cambio de rojo a verde.

Al llegar al portal de la escuela, tu mirada cambio de color, tus ojos crecieron de esa curiosidad que siempre te acompaña, la cantidad de niños a tu alrededor la duplicaron aun mas . Cuando lograba captar tu mirada, tu risa saltaba, tus ojos se achinaban, confirmando tu mezcla de emociones y contagiando la mía.

8h30 en punto, las grandes puertas abren, un gran afiche en la entrada de la puerta, listas de cada clase. Papa busca tu nombre en cada una de ellas, la búsqueda no tardo ni 5 segundos, como buen Acevedo que eres, primero de la lista. Para mi mas grande alegría, Mme Stocker, directora de la escuela, será tu compañera y guía, tu maestra.

Oh Mme Stocker ¡!!, que mujer tan dulce acompañara tus días, que mezcla tan maravillosa entre disciplina y amor respiran cada una de sus palabras. Cada frase bien marcadas de su acento alemán, un toque pintoresco a la lengua de Molière. Un francés que encanta, una personalidad qui invita a la eterna infancia.

Nos precipitamos con tus manitos entre las nuestras, al encuentro de tu clase. Un gran “bonjour Gaël” nos recibe, una de las manos calurosas de Mme Stocker te invita a pasar la puerta. Ese momento me hubiese gustado congelarlo y fijarlo por siempre. Es como si en ese instante, todo tomo otra dimensión, mi niño salto y el de papa brinco, éramos dos niños mas descubriendo tu clase.

Paredes blancas, puertas azules, grandes ventanas. Un lugar de inspiración, aula abierta compuesta por varias espacios, comunicándose unos a otros por una libertad infinita.

Un espacio calido para dormir, llenos de camitas de tallas bien representativas de tu aun diminuto cuerpo, de almohaditas bien compactas, para reposar cada uno de tus pensamientos. En otro espacio de este aula sin limites físicos, uno de mis espacios preferidos, tu pequeño anfiteatro, lugar de cuentacuentos, de aventuras, de canciones, de historias y fabulas, cada una de sus escaleras, cubiertas de una alfombra calida, invitando a la imaginación. Al bajar las escaleras, una sala consagrada a las actividades de construcción, de lógica, de rompecabezas, nos recibe. Al lado derecho, una casa miniatura de madera da la bienvenida al juego, llenos de herramientas, de alimentos de juguetes, de muñecas, un mundo miniatura. Saliendo por el lado izquierdo de tan mágico espacio, tu atelier de pintura, un espacio donde provoca pasar el resto del día, cubierto de un gran techo de madera blanca, de grandes lámparas, de unas grandes bateas blancas como esas características de laboratorios fotográfico, cada una de ellas estructuran el espacio. En la parte superior unas grandes cuerdas llenas de ganchos de madera invitando a colgar cada una de tus obras, de largas camisones perfectos disfraces de artistas colgadas al final de la sala.

Después de descubrir cada espacio, era inminente el momento de partir, una sensación de alegría y nostalgia me invadió en ese instante. Tu,completamente concentrado en cada uno de los juegos de la casa de madera, no percibiste nuestra salida. Mme Stocker con su mirada nos tranquiliza y nos invita a partir sin dudas. Así, salimos de tu clase, sin voltear para atrás, afín de no reflejar nuestros ojos listos a vaciar las lagrimas contenidas. Solo me quedo cerrar a Roman fuertemente entre mis brazos.

Así transcurrieron 5 días, alegrías y emociones acompañaban tu ida y regreso de la escuela, los dos primeros días, la separación fue dura muy dura, quizás mas para nosotros que para ti. Cada día que te iba a buscar, mi caminar iba acompañado de una sensación indescriptible que solo se calmaba cuando venias a mi corriendo a tirarte entre mis brazos. Ese imagen nunca la olvidare, tus ojos fijados a los míos.

Que instantes tan maravillosos llenaban el regreso a casa, el trayecto se me hacia infinitamente corto, escuchando tus lenguaradas, viendo tus ojitos vivaces tratando de vaciar cada momento.

Papa, no paraba de llamar, para saber de ti, tratando de llegar lo mas temprano a casa, para poder también impregnarse de esa magia.

Jesús, emocionado de verte partir con tu morral en la espalda, sorprendido al mismo tiempo de verte en la escuela y atento a tu llegada. Repitiendo cada vez que podía, su impresión de verte tan “grande” y de saber que ya estas en la escuela.

Carmina, de una forma u otra, sintiendo tu ausencia, repitiendo cada vez que podía en el día, “école, école” “moi, école”. Solo al ver la energía que se desbordaba en sus ojos cuando te veía pasar la puerta agarrado de mi mano, y la algarabía que se formaba, era muestra evidente que ella también vivía intensamente estos momentos.

Tu abuela Francis, preparando rápidamente la cena, para recibirte con sus banquetes habituales. Preocupada de un día a otro, de tu alimentación y de agasajarte con esas manos prodigiosas que la caracterizan en la cocina.

Tu abuela Velia, viviendo las mas inmensas emociones, lejos pero cerca, cada vez que podía llamaba para compartir cada una de tus experiencia vividas. Viviendo las de abuela y las de madre un día. Rememorando a través de estos días, de tus emociones, aquellas que las hicieron maestra un día, pues es importante que sepas, mi amado Gaël, que tu abuela Velia, fue maestra guía y compañera de niños como tu lo eres hoy día, futuros porvenires del mañana y única esperanza de la vida.

He aquí, tu primer regalo de ese parte de la vida de tu abuela Velia, la de maestra

Aquí veras a tu abuela de 18 o 19 años, maestra de un grupo de preparatorio con niños de 5 años en el Jardín de Infancia que portaba por nombre "Luisa Goiticoa" un laboratorio pedagógico desde 1966.

Así lo describe tu abuela : « los salones tenían acceso al parque, que era un bosque con mesa de arena y aparato, al fondo una casa prefabricada amoblada, era la casa de muñecas con un carro de verdad, que no funcionaba en la puerta.

Teníamos un pequeño zoológico, amamantamos un bamby y cuando creció lo llevamos con los niños al parque El Pinar»

Como veras en su relato, es la abuela Velia maestra que habla. Esta foto te la ofrece ella en tu nombre y en nombre de estos días maravillosos que ella te ha acompañado en cuerpo y alma.

Así que tendrás entonces la dicha, de verte acompañar tu tierna infancia por sus ojos de abuela-madre y maestra. De felicitar tus logros y de celebrar tus obras.

Es así, como en tu primer dibujo hecho en el atelier de la casa, después de tres días de escuela, tu abuela Velia te escribe:

“ el dibujo de Gaël tiene muchos detalles para su edad, la cara bien diferenciada con un círculo, pelos en la frente, ojos nariz y una boca riéndose. La maestra y las ayudantes deben tener cara risueña, de lo contrario hubiera dibujado la boca con una línea.

En mis tiempos de maestra la psicóloga aplicaba el test de la figura humana para la evaluación que le hacían a los niños cada 6 meses”

Como veras mi amado Gaël, estos días han sido de fiesta para todos los que te amamos.

Quizás cuando leas este articulo serás todo un hombre, o quizás lo leerás acompañado de tus hijos, o de los hijos de tus hijos. Lo mas importante es que no olvides nunca este niño que fuiste, que todos amamos y que amaremos por siempre

Te amamos inmensamente hijitivo

Papa y mama

martes, 1 de septiembre de 2009

Celebrando tus 17 años de vida, amado Jesús

Jesús, nuestro gran e inmenso amor, hijo de la vida y del amor, compañero eternal de sueños y de andares

Amado hijo, hace 17 años llegaste a nuestras vidas, a la 1h30 de la tarde envuelto en mantillas de amor tejiditas a mano como solo la vida puede hacerlo

Apenas puesto entre mis brazos, tu sangre caliente corría por la mía, tus ojos endormecidos atravesaban los míos. Tus manitos y pies contamos con precisión, tu cuerpo tibio serré contra el mío, y entre susurritos y risas, te dijimos bienaventurado seas entre nosotros hijo mío.

Así empezamos la vida a tu lado, maravillados de tu presencia y convencidos de tu hermoso porvenir, seguros de que tus pasos andarán eternalmente entre los nuestros y entre la de los tuyos.

Un sinfín de historias bautizaron tus primeros años de vida, los tuyos estaban llenos de dinosaurios, esos que hoy transitan en las manos de Gaël, de fósiles, de planetas, de constelaciones, la de Orion, tu favorita, de estrellas fugaces habitando durante mucho tiempo la parte de atrás del carro de papa.

Así andabas, tus manos pegadas a las nuestras, tus pasos imitando los de Chaplin con solo dos años de vida, hoy tu hermano Gaël lo hizo a los tres, la historia se repite. Y es simple y lógico los padres que hoy somos, esos que gozan tus hermanos Gaël, Carmina y Enzo, son tu obra, son tu espíritu y tu sabiduría, esa que portas y que portaras por siempre.

Así recorristes estos 17 años, intrigándote permanentemente por la genialidad del Mozart niño, por los dioses de la mitologia griega, por las aventuras del Principito y tus añorados bahobas, por las aventuras de Nacha, por Basilisa la Hermosa y sus cuentos rusos, por las interminables aventuras de Harry Potter, por la belleza del Cocuyo y la Mora, por las andanzas de Tío Conejo y Tío Tigre, por la búsqueda de Archibaldo y sus habichuelas, por Clara y su cascanueces, por los molinos de viento del Quijote acompañados por la lealtad de Sancho Panza y de Rocinante, por los pies danzantes de Isadora Duncan, por el silencio de Marcel Marceau, por los pelos alboratados de Einstein, por los dibujos de Picasso, similares a los tuyos, como solías decirnos.

Así avanzaban tus pasos, rodando en trotineta con ese ávido andar que te caracterizaba, tirando tu morral en cada esquina que te lo permitiese, en ese andar tremendo acompañado de preguntas una detrás del otra con unas ansias infinitas de respuestas.

Y cuando el momento de la reflexión te llegaba, solo el silencio era la mejor respuesta, fiel representación de tu amigo Bip representado magistralmente por Marceau.

Ibas creciendo y tu vida reflejaba lo maravilloso de nuestra labor, de nuestro tejer cotidiano, ese en el cual no hay punto hacia atrás.

De esa manera, me hiciste madre y mujer, y a tu padre, hombre de luz. Es por eso que hoy somos lo que somos, tus 17 años de vida y el andar de Gaël, Carmina y Enzo.

Le doy entonces gracias a la vida, por tu infinita presencia, por tu risa, por tus hoyitos cantaros de abejitas floricultoras, menos pronunciados que los de Enzo, pero presentes a cada risa, por tus manos larguiduchas portadoras de futuro, por tu corazón noble y limpio como el de un niño, por tu mirada endormecida llena de reflexion, esa que nos hace creer en la herencia, haciendote proyección de tu abuelo Jesús.

Gracias por venir a nuestras vidas, por ser acto de luz y de amor, por ser la alegría de tus abuelos Velia, Manuel, Jesús y Francys, por ser el amor de tus tíos Pavel, Adrian, Benjamin, Gaby, Mariana y Rhaiza, por se la referencia de tus hermanos Gaël, Carmina y Enzo, gracias simplemente por existir.

Como resumir entonces tus 17 años de vida? Es nuestra vida misma, nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro

Te amamos inmensamente hijitivo

Papa y mama