jueves, 22 de octubre de 2009

Las aventuras de mama, en un maravilloso mes de octubre.

Un maravilloso mes de octubre, ha anunciado el otoño, y con ese ritmo de hoja tras hoja cayendo para poblar nuestros pies andantes, me regocijo de celebrar ese instante, pues a esa misma velocidad de hojas desprendidas, ha recomenzado esta nueva etapa de mi vida.

Camino entre ellas todos los dias, amarillas, naranjas, o marrones, crujiendo a cada paso que doy, de ida o de regreso, de mañana o de noche, todo mi andar, de las 7h00 a las 22h00.

Mis amados hijos, mis oruguitas, mis futuras mariposas, desde hace tres semanas, la vida nos ha dado un vuelco, lo sienten ? soy libre, lo sienten ?

Y como no serlo ? hay luz en mi vida

Aqui les lanzo mi cronica, mis aventuras y toda esa pasión que me embriaga día tras día, en este maravilloso mes de octubre.

Eran las 6h00 de la mañana de un tan esperado 5 de octubre, mis ojos fijos esperaban el sonar de la alarma, esa que oi durante muchos meses en casa, cuando papa partia al trabajo. Esta vez la alarma es a mi quien me habla. No la deje sonar por completo, salte de la cama, directo a la ducha, cruzando de frente mi ropa guindada preparada desde la noche anterior, gracias a papa que después de 6 meses de espera decidio montarme mi perchero en el lugar exacto donde yo queria.

Un baño rapido pero eficaz, vistiendome lo mas rapido que pude y viendo a cada instante el reloj, saliendo por el pasillo, cedo el espacio a papa. Lista con una taza de té en mano, me dirijo al cuarto de mis oruguitas, y silenciosamente despierto a Gaël, « bonjour » le susurro al oido.

Despues de unos 10 minutos de abrazos, besitos y todo tipo de cariño posible para despertarlo, pasamos a mi cuarto, Gaël cerrado entre mis brazos. Papa, listo y vestido, baja las escaleras a prepararle el tetero, mientras yo me ocupo de vestirlo.

Listos y vestidos bajamos a la cocina, papa termina su desayuno, mientras yo me ocupo del resto.

Son las 7h10 de la mañana, cuando salimos de la casa, papa toma la mayor precaucion del mundo para descativar la alarma.

Desesperada por montarme en el carro, me dirijo al exterior de la casa, tratando de no contagiar a Gaël con mis miradas abusivas de cada minuto que pasa.

Papa, te coloca en la parte trasera del carro, mientras yo me precipito a colocarme en mi trono, copiloto de papa.

Entre dientes, y haciendo señas le hago entender a papa que se apure, el bus 1 direccion Saint Germain en laye pasa a las 7h16, si lo pierdo me queda tomar el 258 a las 7h23.

Todos en el carro, partimos en direccion de tu escuela, una cuadra antes de llegar, papa se para para dejarme al frente de la estacion del bus 258, pues evidentemente perdi el 1 de las 7h16 que parte a la salida de la residencia.

Me bajo del carro, te abrazo fuertemente mi amado Gaël, te deseo el mejor día del mundo, 2 o 3 besos a papa, cerrando la puerta y corriendo detras de mi bus 258, los dejo atras.

Montada en el bus, valido mi entrada, mi bolso y la “carte navigo” son uno, valido solo con rozarlo.

Via dirección Saint Germain en laye, normalmente si no hay cola, podre tomar sin problemas el RER A de las 7h39.

Bajandome del bus, tomo 5 segundos, para deleitarme de mi consentido y preferido «château saint germanois », un puro deleite matutino.

Camino en puntillas, el trecho que me queda para entrar al RER, haciendo el mayor esfuerzo por no rozar mis talones. En ese instante olvido el privilegio de caminar sobre calles de piedra de la edad media.

Escaleras tras escaleras, paso corriendo por el kiosko de périodicos, 1,30 € saco de mi bolsillo y a cambio «Le monde » entre mis manos.

Précision total, RER A dirección « Auber », hora de salida, 7h39. Lista para partir.

Sentada en la parte trasera del RER, vista privilegiada sobre el Sena, y sobre los bosquets de Saint Germain de lado y lado de cada ventana.

En ese instante preciso, me doy cuenta cuanta falta me hacia todo este ritual, sentarme a deleitarme « Le Monde », pagina a pagina, con mis audifonos bien puestos conectados a mi ipodo, cliqueando “play” sobre el album de costumbre “ Jazz por la mañana”.

Retomando mis viejos habitos, hago mis cinco minutos de observacion respectiva de cada rostro que me rodea.

Frente a mis ojos rostros parisinos victimas de la critica y de la incomprehension de otras tierras, pero beneficiarios de mi adoracion. En cada uno de ellos, encuentro la paz que me produce su modo de vida, puro silencio, pura lectura, solo miradas que se entrecruzan, cada quien en su mundo, mejor para mi imposible.

Treinta minutos despues de trayecto, una voz feminina anuncia la llegada a “Auber”, en français, en italiano y por ultimo en aleman. Bajada rapida del RER, tomo la transferencia linea 3, direccion “Saint Lazare”. Valido una vez mas mi “carte navigo”, y heme alli del otro lado. Camino, monto dos escaleras mas, de preferencia a pie, calentamiento matutino, abdominales bien contraidos, y corriendo atrapo el metro linea 3 a “Hauvre Caumartin” direccion “Saint Lazare”. Dos minutos despues llego a “Saint Lazare”, una buena caminata acompañada de dos escaleras en bajadas, relajacion des musculos.

A las 8h49, la mitica estacion de “Saint Lazare” me la ecnuentro de frente, un mundo de hormigas lleno de elefantes, por detras de la tribu, trato de pasar por cada costado. En ese instante preciso, el metro linea 13 direccion “ Saint- Dennis Université” esta a punto de partir. Me monto como puedo haciendo uso de todo mi cuerpo, una vez al interior, tomo la esquina de costumbre esa donde todos abrimos nuestras armas de lectura, volviendonos a conectar cada quien con su mundo.

Una preciosa adoslescente, contemporanea con Jésus, me regala una sonrisa, entre sus manos, el diario de Ana Franck. Yo aprovecho para preguntarle si era su primera lectura, por lo general el diario de Ana Franck, uno lo lea mas de una vez, no ?. Para ella era su segunda vez, para mi seria la quinta.

La estacion de “Carrefour Pleyel” me prepara a mi llegada, tiempo suficiente para doblar como se debe “Le monde”, una vez a la interior de mi bolso, subo el volumen de mi ipodo, y de manera intuitiva como lo he hecho durante todos estos años, cliqueo sobre “ James Brown”, mi compañero ideal de los diez minutos de caminata a pie que me quedan, direccion “ Centre de recherche GDF SUEZ”, derecho sin parar atravesando la avenida "Président Wilson”.

Una buena corriente de aire frio matutino me prepara al inicio de mi dia laboral.

Despues de tanta espera contando los “J” que precedian mi incorporacion, entro a mi oficina, con una sensacion extraña en el estomago, una alegria inmensa al encuentro de Gerard, François y Franck.

Mi primer “café 100 % grain sans sucre ” delante la maquina de café, el monumento, calientan mis manos aun frias. Mis plantas, mi lampara “années 50”, mi cojin rojo, todo en perfecta estado y armonia, tal y como lo deje.

Esa mañana imposible “trabajar”, tantas cosas que contar.

En la tarde, 2000 correos en mi buzon de entrada, de los 2000 solo 10 realmente importantes, del resto “poubelle” o “archive”.

El dia volo frente a mis narices, a las 17h10, me encuentro con Franck, a la entrada del edificio, solo siete minutos para tomar “la navette” de 17h17 direccion RER B. François anda en carro.

Con Franck a mi lado, el trayecto se me hace super corto, los dos nos bajamos estacion “Chatelet”, y sin poder cortar la conversa, nos despedimos.

Bajando las escaleras hacia el RER A, veo por las pantallas, 17h37 tren direccion Saint germain, son las 17h30, siete minutos me quedan para comprar una botella de agua Evian. Los habitos son los habitos.

En el trayecto de regreso termino de leer “Le Monde”y recorto lo que me interesa.

A las 18h25 llego a Saint germain, solo 10 minutos para salir del RER, escaleras incluidas, pasar por frente la iglesia y tomar el bus 1 o 258, direccion “Versailles” o “La défense”.

Bajando del bus, en la estacion correspondiente, escucho “ Mme Acevedo, Gaël esta al exterior con las bicicletas rojas”, al voltear una de las asistentes del centro de recreacion, que por lo general, toma este mismo bus, pero en direccion contraria destinacion “Sartrouville”. Con un gesto de la mano, la saludo, dandole las gracias por su mensaje.

Transito el camino que me lleva a la escuela de Gaël, con el corazón en la boca, un deseo inmenso de verlo, de ternerlo entre mis brazos, de inundarlos de preguntas, de sentirlo, de olerlo. Es alli donde comenze a sentir mi libertad.

De regreso a la casa, Gaël y yo, cerrados de la mano, destruimos con nuestros pies todas las hojas de otoño que inundan nuestros pies, y que decoran de manera perfecta los senderos de la casa.

Un mesaje texto de mi celular, le envio a Roman, para notificarle que Gaël y yo estamos llegando a casa.

La puerta de la casa se abre, Carmina me recibe con sus dos colitas, bien separadas y peinadas, como solo puedo hacerlo la magistral abuela Francis. Por un instante, tuve la impresion que Carmina habia crecido en menos de 24 horas.

Haciendole “peitos” en la barriga a Carmina, la tomo entre mis brazos, y con su risa moviendo la cabeza de lado y lado, veo al fondo a Enzo en su “hamaca” atento a lo que pasa.

Subtilmente, y conteniendome lo mas que puedo, bajo a Carmina, colocandola de pie. Aprovecho el instante de conversa entre Gaël y Carmina, para comerme a besos a Enzo, un momento magico.

Sin perder mucho tiempo, pues la hora no me lo permite, subo a Enzo, Gaël y Carmina, para preparar su baño. Con Enzo entre mis brazos, subo las escaleras llamando a Jesus, pidiendole que baje de su cuarto.

Mientras lleno la bañera, y desvisto a Gaël y Carmina, Jesus me cuenta su dia. Enzo espera su turno en la cuna.

Asi baño a los tres piojitos, mientras la abuela Francis, llena de magnificos olores la sala y la cocina, pure de zanahorias con carne guisada, a la carta.

Gael y Carmina, bajan a cenar. Al terminar su cena, Enzo toma su tetero. Al instante, papa llama a la casa para decirnos que hay cola en la A86, que llegara un poco tarde.

Lectura de “Archibaldo y sus habichuelas” para Carmina, y “ L’anniversaire de Julie” para Gaël.

Gaël y Carmina hacen “dodo”, Enzo aun en mi cama, lo disfruto unos instantes, y diez minutos despues, integra el équipo de oruguitas dormilonas.

Una hora despues, entro al cuarto, Gaël,Carmina y Enzo duermen placidamente.

Bajo las escaleras a tomar un té, cuando por la ventana veo las luces del carro de papa. Son las 21h30.

Asi se repiten mis dias lunes, martes, jueves y viernes, uno tras otro, y me siento viva, al verlos pasar.


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