jueves, 22 de octubre de 2009

Luz en mi vida y en la de mis oruguitas


Motivada por mi encuentro fortuito con una adolescente adorable en la línea 13, el diario de Ana Franck, frota ahora entre mis manos. “Le Monde” pasa a un segundo plano, una lectura rápida, de diagonal reteniendo los puntos clés de la información del día. Síntesis necesaria para una conversación fortuita de las actualidades del día, al encuentro de un transeúnte o de un colega.

Rápidamente sobrevuelo las paginas un poco amarillas, cerrando los ojos para recordarme de ciertos pedazos, pagina a pagina comienzo mi lectura, en el metro dirección “Auber”, Ana me recuenta su vida.

El día se me pasa rápidamente, retomando el ritmo de mi trabajo y de mis nuevos proyectos, las horas vuelan. En todo caso, disfrutando todo al máximo concluyo mi jornada , llena de expectativas por la nueva logística que estoy viviendo y en el cual todos somos participes.

Después de dos semanas de entrenamiento, de calculo de horarios a respectar para no perder ninguno de los medios de transporte que me llevan a mis diferentes destinos, retomo mis antiguos contactos y amigos de mis pasiones extra-profesionales, un nuevo planning en colores y formato A3 se instala en casa. Grande y visible, papa es el primero ha descubrirlo, la abuela Francis fue la segunda y Jesús el ultimo, el orden de aparición no esta condicionado a ningún criterio, en todo caso “ El planning de mama” se convierte en “ El planning familiar”. Los días de mayor impacto martes y miércoles, llamados “los días de mama”, sábado y domingo "los días familia".

Martes, de 19h30 a las 21h30, “ashtanga yoga”, arte de vida que mama retoma, después de una larga pausa y de un inmenso disfrute de mi maravilloso Enzo, durante sus primeros 6 meses de vida.

Miércoles, mama disfruta del despertar de Enzo y de Carmina, tetero en la cama de mama, apurruños hasta el infinito. A las 9h45 mama y Enzo atraviesan los senderos de la casa, y sin mucha precipitación, tomamos el bus 1, dirección Saint Germain en Laye. Una larga conversa llena de miradas, de susurros, de besitos en cada hoyito, sobre los cachetitos calientes de mi mas pequeña oruguita, Enzo, se instalan en el trayecto.

Isabelle, mi instructora de masajes para bebe, nos espera al frente de su edificio, instalado al inicio de la "Avenue République" en pleno centro de Saint Germain. Al vernos de lejos, con una gran sonrisa cruza la calle, ayudándome con el maletín que llevo encima.

Yo doblo el coche, mientras Isabelle toma a Enzo entre sus brazos, después de los 2 besos respectivos y un de un buen "bonjour", esos que yo adoro en la mañana, bien cantado a la "Toulouse", subimos las escaleras, echándonos los últimos cuentos de la semana.

Al llegar a casa de Isabelle, una paz enorme me embriaga, su salón lleno de velitas, una calefacción a la temperatura ideal, un olor de incienso lleno de canela, y un buen té caliente al lado de cada "futton", nos invitan a iniciar nuestra clase de masajes.

Enzo, la oruguita privilegiada, disfruta de ese regalo que mama le consagra todos los miércoles en la mañana. Al mismo tiempo , yo disfruto de el, para perfeccionar cada vez mas las manipulaciones, esperando que en pocos meses me haga instructora como Isabelle.

Después de una mañana intensa, en compañía de Isabelle y de Enzo, retomo el bus 1 de regreso a casa, dirección "Versailles". Llego a la hora prevista, para darle el almuerzo a Carmina, la abuela Francis una vez mas nos regala unos de sus deliciosos platos.

Terminado el almuerzo, coloco a Enzo y a Carmina en sus cunas, encomendándolos con los ojos cerrados a Morfeo. Una hora después duermen placidamente.

En plena siesta de Enzo y Carmina, me preparo a salir a la búsqueda de Gaël, me lo imagino entre las bicicletas rojas que decoran el patio del centro de recreación. Ida y vuelta, en el mismo bus 1, llego de regreso a la casa, acompañada de Gaël, con las manos llenas de las manzanas que recolectaron en el día al interior de los bosques de Saint Germain. En la parte trasera de su morral, une frasco de vidrio de compotas reciclado, relleno de compota de manzanas. Una delicia que pruebo rápidamente en la cocina antes de despedirme discretamente, aprovechando la conversa que se instala en casa, entre la abuela Francis y Gaël.

Sin mucho esfuerzo, y disfrutando plenamente los senderos de la casa, tomo nuevamente el bus 1, dirección Saint Germain en laye.

Patricia, mi profesora de cerámica, me espera en el atelier con dos tazas de té cubiertas de gré al interior del horno.La arcilla sobre el mesón, y la balanza calibrada, dispuestas a pesar 5 piezas de 900 gramos, suficiente para realizar mi serie de teteras.

Al llegar al atelier, la misma sensación, imposible de describir, la felicidad en su máxima expresión. Al cerrar entre mis brazos a Patricia, que se contenta de verme llegar, veo mis piezas y me preparo a consacrar tres maravillosas horas, a una de mis grandes pasiones. En ese instante me desconecto completamente del mundo, solo yo y la tierra que se transforma dejándome libre curso a mi imaginación.


Papa, en la casa, me hace el relevo.

Sábado, “día familia”, todos dormimos como marmotas, la mañana se anuncia y poco a poco vamos cada uno tomando el ritmo de un día único que comienza.

Todos nos reencontramos en la sala, después de un buen desayuno. El lugar de encuentro ha cambiado desde hace unos días, un regalo a papa, dado por mama, ha llenado de magia, un nuevo espacio de la casa. De día y de noche, todos nos damos cita frente al nuevo integrante de la casa, el señor piano. El nos sirve de guía, y con ese sonar inigualable, nos acompaña mañana y noche, en el encuentro diario entre oruguitas, papa y mama.

Después de disfrutar una rica mañana, las oruguitas almuerzan como de costumbre a la misma hora, religiosamente. Carmina y Enzo, van a la cama hacer su siesta, mientras, papa, mama y Gaël se preparan a partir al encuentro de Arno Stern, y su hija Eleonor , profesora de piano de papa, en el Closlieu, http://www.arnostern.com/.

Gaël y yo, comenzamos nuestra clase de pintura, a las 14h00, Arno nos recibe, a la entrada del Closlieu. Mientras yo le coloco el “disfraz” de pintor a Gaël, papa se escapa con Eléonor a sus clases de piano.

Gaël, papa y mama, viven 3 horas intensas de música y pintura, con los geniales Stern. De allí salimos, inmensamente felices de compartir ese instante único, un pedazo del sábado “día familia”.

De regreso a la casa, mama llama a la abuela Francis, para saber si las oruguitas, Carmina y Enzo, ya se han despertado.

Al llegar a la casa, solo Carmina esta despierta. La tomo entre mis brazos, subiendo las escaleras, entramos a su cuarto para vestirla, y muy sutilmente despertar a Enzo. Mama prepara a Enzo y a Carmina, para su paseo respectivo de los sábados, “día de familia”.

Una vez de regreso a casa, comidas y acostadas las oruguitas, Jesús se prepara para nuestra noche de cine, mama y papa esperamos en la puerta.

Nos montamos en el carro, dirección “ Champs Elysées”, papa sobre el GPS consulta el tiempo de trayecto mientras Jesús consulta en su iphone, la hora de la última función.

A las 21H50 entramos a ver “Fame”.

Domingo, día oficial de la marmota en casa. Solo papa y mama, salen a desayunar juntos al centro de Saint Germain, aprovechando el mercado popular que se instala sobre “la place du marché”, para comprar las legumbres frescas del día.

A las 11h00, mama monta una buena “blanquette de veau” para cerrar con broche de oro el domingo. Un almuerzo suculento, compartiendo las impresiones del día y de la semana. Una tarde dominical en el atelier de las oruguitas.

Así la semana termina, y con el ritmo de estas semanas, vividas al pie de la letra con el “planning familiar” inicialmente “planning de mama”, una firme conviccion se instala, con luz en mi vida y en la de mis oruguitas.

El avenir esta asegurado, mas solido se hara en el tiempo, ese que portara la sabiduria de la abueleria


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