domingo, 16 de agosto de 2009

Un té sobre la hierba


Cucharillas, cuchillo, azúcar, que nos falta Gaël?

El té y las manzanas mama, me responde. Exacto, hay otra cosa que nos falte? Le respondo viendo fijamente a Carmina que me observa detenidamente con su ceño fruncido

“leta” mama, me dice Carmina manteniendo el rostro en la misma posición, como si almacenera en su cabecita una lista de respuestas o como si el momento que vivimos en ese instante requiriera una máxima concentración.

“leta” Carmina, le pregunto sin entender a que hacia referencia

“ Oui” mamo “ galleta”, responde Gaël confirmando la demanda de Carmina

Ahhhhh, GALLETA Carmina, repito yo articulando con mis labios extendidos.

Por supuesto mis hijos, té sin galletas, no es té, verdad ?

Gaël me responde afirmativamente con sus ojos. De repente una danza particular se instala apropiándose de sus pies, abriendo las puertas de la cocina, jalando las gavetas, como si algo se le hubiese perdido.

Súbitamente se monta en la silla, continuando su búsqueda en el lavaplatos. Se baja y se sube, brincando de un lado al otro, se pone en cuclillas, al solo verlo me digo un verdadero saltamontes entro en mi cocina.

Tanto revoloteo me perturba, y tratando de calmar tanta algarabía con voz pasible me dirijo a el. Buscas algo hijo mío? necesitas algo? Todo esta listo para recibir a tus invitados a tomar el té ? lanzo yo pregunta tras pregunta, atiborrando a Gaël y a Carmina sin realmente dejar que me respondan.

Gaël se molesta y enérgicamente me reclama mi falta de atención. Me dice con voz tajante, mama el agua para hacer el té, “où” mama, “donde” mama, lanzándome las dos preguntas en francés y en español.

Tomo el envase del agua para responder a la pregunta de Gaël, cuando un nooooooooo, mama, de un solo grito en medio de la cocina interrumpe mi acción. “Agua caliente” responde categóricamente Gaël

El té con agua caliente mama, con agua fría noooooooo, dice Gaël en una sola frase, no dejándome ningún lugar a la negociación. Como poder negociar si unas horas antes de esta escena nos habíamos previamente entrenado a preparar un té.

Con Gaël y Carmina sentados en la cocina, nos concentramos a comprender cada paso. Primero colocas la bolsa de té en la taza, luego colocas un terrón de azúcar y por ultimo la poción mágica de “agua caliente”, esperas unos minutos, remueves la azúcar, y ya tenemos listo el té. Los ojos penetrantes de Carmina me interpelaban en cada paso y en cada gesto.

Es así como sin alternativas tomo una olla para calentar el agua, mientras Gaël y Carmina se dirigen a la terraza a instalar todos los implementos para recibir a sus invitados.

Calentando el agua en la cocina y metiendo de vez en cuando el dedo meñique en el interior de la olla, escucho de lejos una conversación entre Gaël y Carmina.

Gaël dirige la conversación diciéndole a Carmina: “tu agarras tu Madame la muñeca y yo agarro a Monsieur Mickey y a Monsieur Oso, d’accord?”

Con el agua tibia entre mis manos, y haciendo el simulacro de llevar “agua caliente” me dirijo a la terraza.

Al entrar me encuentro con un verdadero espectáculo, todo instalado con sus respectivos invitados. “Monsieur Oso” sentado al frente de Gaël, Monsieur Mickey y Madame la muñeca sentados respectivamente a los lados de Carmina.

Carmina se para de frente a su muñeca tratando de imitar los mismos gestos de Gaël que coloca en ese instante el babero a “Monsieur Oso”.

Yo sin tener prácticamente nada que aportar o proponer a la toma, me siento con mi jarra de agua tibia en mis manos, casi pidiendo disculpas por mi retardo.

Sentada en posición de indio, me deleito a ver como entre sus 4 manitos, se pasean la azúcar, las bolsas de té, la taza, el cuchillo para picar la manzana, la cucharilla para “mezclar” y las galletas para acompañar el té.

Con una habilidad maravillosa, magnificada por mis ojos de madre, Gaêl toma la jarra de agua tibia, diciéndome, “attention mama ¡!! ” con el “agua caliente”.

Adicionando una porción de agua en cada taza respectiva, llenas de azúcar, bolsa de té y cucharilla previamente instalada. Solo hay que “mezclar” me dice Gaël.

Por un instante, me creí en otro mundo, un mundo donde lo imaginario es solo posible, donde caga gesto toma uno dimensión humana que te proyecta en el avenir, donde las pupilas de tus hijos brillan mas de lo normal, donde el silencio es la única palabra necesaria.

No se si era el momento, pero creí por un instante ver a “Monsieur Oso” sonreírme, escuchar algunas palabras entre Carmina y Madame la muñeca, ver a Monsieur Mickey asentarme con su cabeza su deleite por cada sorbo de té.

Sentados sobre la hierba nos posamos unas cuantas horas, risas, conversaciones, y unas grandes pausas de silencio eran las únicas interrupciones.

Gaël y Carmina como maestros del té, agasajaron como se debe a cada uno de sus invitados. Té, galletas y manzanas fueron ofrecidos a los convives.

En ese ir y venir de tazas, platos y cucharillas, se me ocurrió la “brillante” idea de proponer terminar la velada. El silencio que había reinado hasta ese instante, lo irrumpí yo misma con tal proposición. Carmina y Gaël explotaron en llantos, pues esa velada no podía terminarse sin la participación del invitador honor, Monsieur “papa”.

Afortunadamente la crisis que yo misma genere, se calmo con el sonar mágico de las llaves de Roman al abrir la puerta de entrada de la casa.

Gaël se seco de insofacto sus lagrimas y con el salto que lo caracteriza salio corriendo a “cargar” a papa entre sus brazos.

Con maletín en mano, Roman fue jalado entre Gaël y Carmina hacia la terraza.

Gaël lo sentó en la posición reservada a Monsieur “papa”, preparándolo el té que había reservado exclusivamente para el.

Una hora después, Roman termina tomando su té sentado en la terraza de la casa, acompañado de Monsieur Mickey, Madame la muñeca y Monsieur Oso.

Enzo observa a todos desde su hamaca lanzando de vez en cuando sus maravillosas lenguaradas, síntesis sonora de una maravillosa tarde sobre la hierba.

Un silencio reina en el jardín.



No hay comentarios:

Publicar un comentario